jueves, 13 de noviembre de 2008

Acerca de lo que ocurre en el PRD



Y ¿ahora?

Por Mario Arce

Todo parece indicar que se cierra una etapa definitiva para el Partido de la Revolución Democrática (PRD), con la decisión que ha tomado el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), de revocar la decisión de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia (CNGV), según la cual se anulaban las elecciones internas realizadas en marzo del presente año, para Presidente y Secretario Nacional de este Partido.

En un hecho que tiene como precedente la elección fraudulenta del 2006, con esta decisión el TEPJF nuevamente decide reconocer que existieron irregularidades durante la elección interna del PRD, pero que las mismas “no afectaban el resultado de la elección…”; y para tomar esta decisión el propio TEPJF computa como válidas, ¡actas de casillas que nunca fueron instaladas!; y además desconoce que el cómputo realizado por la Comisión Técnica Electoral (CTE) el 21 de abril pasado, sin considerar esas actas falsas y con el 83.95% de las casillas computadas, Alejandro Encinas resultó triunfador de la elección, confirmándose así los resultados de las encuestas de conteo rápido, realizadas por Mitofsky e IMO, durante la jornada del 16 de marzo pasado.

Era de esperarse una decisión política de esta naturaleza, por una instancia judicial que ha mostrado antes su incapacidad para garantizar la certeza y legalidad de un proceso electoral, al actuar conforme a los intereses de la oligarquía que mantiene secuestradas a las instituciones del poder público. No es por ello extraño que los medios de comunicación, sus comentaristas y columnistas, así como los propios priístas y panistas, celebren esta decisión, pues saben que con ello han conseguido ingresar al PRD en su esfera de influencia, para mantener esta simulación de la democracia, en la que tienen sumido al país.

Es evidente también que esta celebración que hoy nos muestra la denominada clase política de este país sólo se explica porque saben que con ello, consiguen eliminar la posibilidad de apoyo por parte de este instituto político hacia el movimiento ciudadano que encabeza Andrés Manuel López Obrador y que además genera al interior del PRD, una polarización extrema entre sus militantes y entre las distintas expresiones políticas internas, lo que cancelará las posibilidades electorales de este partido hacia la elección intermedia de la Cámara de Diputados en el 2009.

La primera expresión de Alejandro Encinas después de esta decisión ha sido convocar a Jesús Ortega a no permitir esta intromisión del gobierno espurio en la vida interna del PRD y por lo tanto, a no aceptar la resolución; lo que equivale a que Jesús Ortega renuncie al cargo que le está siendo otorgado de manera ilegítima. Esta expresión de Alejandro Encinas, se antoja ingenua al estar dirigida a una persona como Jesús Ortega, con una trayectoria tan reconocida en el interior del PRD como un mercenario, carente de nobles principios e incongruente con los postulados del propio Partido.

Sin embargo, debemos reconocer que esta expresión de Encinas es también consecuente con la postura que asumió durante todo este tortuoso proceso, tratando de evitar ahondar la polarización interna, de evitar la división… ¡vamos!, de no echarle más leña al fuego. El único problema fue que, lejos de obtener como respuesta una mayor cordura por parte de las corrientes que apoyaron a Chucho Ortega, éstas tomaron por asalto la dirección nacional del Partido, violando toda norma y forma, como siempre lo han acostumbrado, convalidados por otros, como Camilo Valenzuela en su papel de Presidente del Consejo Nacional, quien así confirmó también lo que ya es del conocimiento de muchos militantes en el PRD, acerca de su falta de congruencia.

Así lograron imponer una presidencia nacional del PRD interina e ilegítima; asegurar su permanencia hasta 2010 contra las disposiciones estatutarias, por si les fallaba el TEPJF; conseguir la mayoría del Consejo Nacional y de las dirigencias estatales; y determinar una composición propicia de los delegados al Congreso Nacional. Pero también y más grave aún, los diputados y senadores, que provienen de esas corrientes que apoyaron a Chucho Ortega, desvincularon a las fracciones parlamentarias del PRD del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, obstaculizaron las acciones de este movimiento y finalmente condujeron a las fracciones parlamentarias a votar divididos, con mayoría a favor de una reforma petrolera que sólo aparentaba incluír algunas de las propuestas ciudadanas presentadas por el FAP.

Es muy probable que a la distancia, hoy podamos reconocer que esperar “peras del olmo”, como estrategia de defensa del Partido, por parte de Alejandro Encinas y de quienes lo apoyamos, no fue exactamente lo más adecuado. No contamos con que, ante el afán de los chuchos por cumplir con los compromisos contraídos con el gobierno espurio; la seguridad que les otorgaban las instancias federales corrompidas; y la ambición desmedida, estos chuchos y sus acompañantes no tendrían ningún escrúpulo, pues lo que menos les importó es la opinión de los militantes y de los ciudadanos, particularmente de aquellos que conforman el movimiento nacional de resistencia pacífica.

Es cierto también, hay que reconocerlo, que las propias instancias internas del Partido, el CTE y la CNGV, carecieron de integrantes que estuvieran a la altura de las circunstancias. Y esto es consecuencia de esa abominable costumbre de la relación entre las corrientes internas, de asignarse las posiciones dentro de estas instancias jurisdiccionales, en lugar de asegurar su ocupación por militantes con capacidad, trayectoria y honorabilidad demostrada, que los hay y muchos todavía. Al ser producto de negociaciones entre las corrientes, los integrantes de estas instancias fueron incapaces de tomar decisiones que aseguraran la legalidad de los procesos internos y de enfrentar las presiones de las propias corrientes a las que debían su puesto.

Ante este panorama, que hasta trágico se antoja, es necesario admitir que los militantes y simpatizantes de este Partido no conseguimos convertirlo en una herramienta eficaz de los ciudadanos mexicanos para la transformación del país; que hoy más que nunca, este organismo político adolece de una fractura que no podrá ser reparada con llamados a la cordura a quienes han demostrado sus reales intereses, contrarios al propio Partido y a sus postulados. Es evidente que no podrá existir un borrón y cuenta nueva, que además siga amparando la impunidad con que estos dirigentes y militantes de las corrientes nueva izquierda y anexas han actuado en toda su trayectoria, marginando a aquellos militantes congruentes y comprometidos con el proyecto original del Partido.

La postura expresada por Chucho Ortega de convocar a la unidad podrá tener eco en aquellos que comparten los usos y costumbres que han envilecido a este Partido desde su nacimiento, pero de ninguna manera podrá ser tomada en serio por quienes hemos luchado desde el interior, por refundar al Partido y corregir el rumbo de desapego a los intereses ciudadanos y de los movimientos sociales.

No, ya no hay lugar para ello. Hoy Chucho Ortega se alza como presidente ilegítimo de una franquicia que estará a disposición del mejor postor y sabemos que ello no le es desconocido, pero sobre todo, que eso no le preocupa, pues finalmente ha sido su real propósito de siempre y la manera con la que ha conseguido “crecer” en su mediocridad.

Es necesario esperar a conocer las acciones que sean convocadas por Alejandro Encinas, como consecuencia de esta situación. Pero mucho más necesario e importante es, que los militantes congruentes de este organismo político analicemos con sumo cuidado este escenario, que nos reunamos a discutir posibles estrategias y todavía más, que si así lo decidimos, nos organicemos realmente en un movimiento sólido y capaz de impulsar el proyecto original de este Partido, como herramienta ciudadana.

De la misma manera que lo afirmé ante unos militantes panistas, después del fraude electoral de 2006; a Chucho Ortega y anexas les repito que, si creyeron que con esto nos vamos a ir a refugiar en nuestras casas, vencidos y acongojados, calcularon mal… esta vez: ¡Ya no más!.

marioarce68@gmail.com

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