Comentario Radiofónico
Esteban Garaiz
Quien habla sobre un caso de prepotencia policíaca
ocurrido en la pasada asamblea del Zócalo.
Y lo preocupante de que esto sea una constante por parte de las autoridades
Esteban Garaiz
Quien habla sobre un caso de prepotencia policíaca
ocurrido en la pasada asamblea del Zócalo.
Y lo preocupante de que esto sea una constante por parte de las autoridades
Este pasado Domingo 22 Ocurrió en la catedral metropolitana de la Ciudad de México, un incidente menor pero que da referencia del estado que guarda el respeto a las garantías personales por parte de quienes tienen como misión profesional precisamente, la de procurar la seguridad de todos, me refiero a la policía federal.
Armando Martínez, presidente del colegio de abogados católicos, como representante legal de la arquidiocesis de México, salio atinadamente en defensa de un feligrés; Miguel Ángel Lara, con secuela de polio, que tuvo la osadía de ingresar a misa acompañado de su madre para cumplir con su compromiso dominical y La Jornada bajo el brazo y fue agredido y despojado por la policía.
Después de que el policía agresor se escabullo en el interior del templo entre los feligreses y oculto por varios de sus colegas de civil; el licenciado Armando Martínez ofreció disculpas al feligrés agredido, pateado, y arrastrado, y le hizo saber que el colegio de abogados le apoyara si quiere proceder jurídicamente contra los que presuntamente violaron sus derechos civiles, incluida la garantía de libertad religiosa establecida en el articulo 24 constitucional.
"Absolutamente condenamos ataques contra el periódico La Jornada con el que tenemos una magnifica relación -dijo el licenciado Armando Martínez- en nombre de la catedral metropolitana lamentamos mucho este incidente, y por supuesto, tomaremos cartas en el asunto".
Como podrán observar, el incidente no tuvo ninguna trascendencia mas que los $10 que le costo a Miguel Ángel Lara, el periódico incautado.
Lo verdaderamente preocupante es que el agente federal en cuestión, a todas luces se excedió en el cumplimiento de su deber republicano de Cuidar y Procurar la seguridad personal de Todos, tomando partido, y no tuvo el valor civil de afrontar las consecuencias de su actuación policial violenta.
Lo preocupante que esa actuación profesional, considerando al periódico La Jornada como propaganda subversiva, según dijo, refleje la verdadera voz de su amo.
Preocupante es la convicción subliminal (o quizá cociente) de que es contradictorio ser católico practicante, o sea miembro de una iglesia que en el concilio vaticano Segundo se pronuncio por la opción preferencial por los pobres, y ser al mismo tiempo un convencido militante de izquierda, simpatisante de Andrés Manuel López Obrador convencido de que por el bien de todos van Primero los pobres.
Preocupante es igualmente que en una república con respeto al estado de derecho y a las garantías personales, según se nos dice, un periódico Legal de circulación diaria como La Jornada, propiedad de los mismos periodistas y no negocio empresarial, sea considerado propaganda subversiva, indigna de ser comprada y leída por un católico; según la policía.
Lo verdaderamente preocupante es que el agente federal en cuestión, a todas luces se excedió en el cumplimiento de su deber republicano de Cuidar y Procurar la seguridad personal de Todos, tomando partido, y no tuvo el valor civil de afrontar las consecuencias de su actuación policial violenta.
Lo preocupante que esa actuación profesional, considerando al periódico La Jornada como propaganda subversiva, según dijo, refleje la verdadera voz de su amo.
Preocupante es la convicción subliminal (o quizá cociente) de que es contradictorio ser católico practicante, o sea miembro de una iglesia que en el concilio vaticano Segundo se pronuncio por la opción preferencial por los pobres, y ser al mismo tiempo un convencido militante de izquierda, simpatisante de Andrés Manuel López Obrador convencido de que por el bien de todos van Primero los pobres.
Preocupante es igualmente que en una república con respeto al estado de derecho y a las garantías personales, según se nos dice, un periódico Legal de circulación diaria como La Jornada, propiedad de los mismos periodistas y no negocio empresarial, sea considerado propaganda subversiva, indigna de ser comprada y leída por un católico; según la policía.