martes, 25 de agosto de 2009

Por un cambio en el modelo de desarrollo para BCS



Les presentamos varias notas publicadas esta semana por el Universal sobre la situación de riesgo para los manglares y en particular para Baja California Sur.

Manglares mexicanos, en manos de la ambición
Los ecosistemas que ofrecen protección contra huracanes y en los cuales se reproducen diversas especies marinas, pierden terreno
Thelma Gómez
El Universal
Lunes 24 de agosto de 2009
claudia.gomezd@eluniversal.com.mx

Los manglares, ecosistemas que ofrecen protección contra huracanes y en los cuales se reproducen diversas especies marinas, pierden terreno. La paradoja es que, en muchos casos, quienes impulsan su destrucción son los encargados de velar por su cuidado.

En varias regiones del país se realizan, o están en puerta, proyectos que afectan al manglar y muchos de ellos tienen el aval del gobierno federal o de los estatales y municipales. El argumento más utilizado ha sido que “detienen el desarrollo económico”. Pero científicos demuestran lo contrario: una hectárea de manglar —señalan— genera anualmente 37 mil 500 dólares para las economías locales, sólo por la explotación de los recursos pesqueros.

“Tuercen” la ley para destruir manglares
Son arrancados para crear centros turísticos, acusan. Autoridades e IP presionan para quitar protección a ecosistemas
Thelma Gómez Durán
El Universal
Lunes 24 de agosto de 2009
claudia.gomezd@eluniversal.com.mx

Crecer entre manglares marcó su futuro. Joanna Acosta nació muy cerca del estero del Infiernillo, en Mazatlán, Sinaloa. Cuando creció comenzó a escuchar una queja recurrente entre la gente de su comunidad: “la pesca es cada vez peor”. “No hay buena pesca, porque el manglar se está muriendo”, escuchó decir a un biólogo de la región.

Ahora, esas palabras resuenan más allá de Mazatlán. Su eco se escucha también en Quintana Roo, Yucatán, Colima, Veracruz, Nayarit y otros estados que poseen manglar, un peculiar ecosistema que crece en buena parte de las costas del país, así como en las lagunas y ríos cercanos al mar.

México no debería estar perdiendo áreas de manglar. Desde hace dos años existe una ley que las protege y que, incluso, ha sido utilizada por el gobierno federal y por el Partido Verde Ecologista de México como una bandera que se ondea con fervor cuando se quiere demostrar que se protege a los ecosistemas.

Con todo y esa protección legal, los manglares pierden terreno. La paradoja es que, en muchos casos, quienes impulsan su destrucción son los encargados de velar por su cuidado.

En varias regiones del país se realizan, o están en puerta, proyectos que afectan al mangle y muchos de ellos tienen el aval del gobierno federal o de los estatales y municipales. Además, hay iniciativas de ley que buscan debilitar la legislación que protege a estos ecosistemas, cuya importancia no es menor.

Los manglares no sólo son hábitat de diversas especies animales y vegetales, también funcionan como barrera que protege a la costa contra huracanes y tormentas. Además, en ellos se reproducen cerca de 70% de las especies pesqueras de importancia comercial.

Prioridades, según el momento

El 1 de febrero de 2007, el presidente Felipe Calderón emitió un decreto para añadir un nuevo artículo (el 60 TER) a la Ley General de Vida Silvestre. Esta nueva norma dice: “queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda o cualquier obra o actividad que afecte el flujo hidrológico del manglar”. Así que cualquier obra que se desee realizar debe respetar este ecosistema.

El objetivo fue detener la acelerada destrucción a la que era sometido este ecosistema por el desarrollo urbano, la infraestructura turística, la expansión de la agricultura y la ganadería.

Pese a la existencia de la ley, gobiernos estatales, municipales, desarrolladores privados, así como el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) impulsan proyectos en zonas de manglar.

Uno de ellos es la hidroeléctrica Las Cruces, en el río Baluarte, en Marismas Nacionales. Otro es el Centro Integralmente Planeado de la Costa del Pacífico (CIP) que, según los planes de Fonatur, se ubicará en Escuinapa, Sinaloa, cerca de la Laguna de Huizache-Caimanero.

Ecosistema despreciado

Desde que se publicó el decreto, gobernadores, presidentes municipales, inversionistas privados, legisladores e, incluso funcionarios federales, levantaron su voz en contra de la ley. El argumento más utilizado ha sido que “detiene el desarrollo económico del país”.

Científicos demuestran lo contrario. Los mexicanos Ezequiel Excurra (Universidad de California) y Octavio Aburto (Instituto de Oceanografía Scripps de California) presentaron un estudio sobre el golfo de California, en donde una hectárea de manglar genera anualmente 37 mil 500 dólares para las economías locales, sólo por la explotación de los recursos pesqueros.

Y es que los manglares son considerados como “los cuneros del océano”, porque entre sus raíces nacen y crecen especies de importancia comercial como róbalos, jaibas, camarón, chanos, lisas, bagres y mojarras. Algunas de ellas, en su etapa juvenil, salen al océano.

Jorge López Portillo, especialista en manglares del Instituto de Ecología de Xalapa, explica que hay entre 30 y 40 especies de peces y ostiones que dependen de estas zonas.

A nivel mundial los manglares son cada vez más apreciados, sobre todo tras el tsunami en Indonesia (2004) y del huracán Katrina (2005). Estudios posteriores a los desastres muestran que las zonas más afectadas fueron aquellas en donde ya no había mangle.

Incluso, se calcula que una hectárea de manglar ofrece protección de costas contra tormentas, ciclones, huracanes y tsunamis que equivale a 3 mil dólares.

El costo de terminar con el manglar y después recibir un golpe de un huracán se ha calculado en hasta 33 mil dólares por hectárea.

Al permitir que exista un desarrollo urbano o turístico en una zona de manglar, dice el investigador Jorge López-Portillo, estamos arriesgando la vida de las personas, su patrimonio y el patrimonio nacional, “porque cuando existe una contingencia por un desastre, quienes pagan los daños no son los que destruyeron el manglar”.

Daño con autorización

Defender los manglares no ha sido una tarea fácil para la agrupación Bios Iguana, con sede en Colima. Ahí, el artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre no ha sido suficiente para proteger el manglar. Hace seis meses se talaron 30 hectáreas de mangle en la Laguna de San Pedrito, para construir la ampliación del Puerto de Manzanillo.

De nada sirvieron las denuncias ante la Profepa, ni las demandas contra funcionarios. “La única respuesta que obtuvimos es que todo estaba bien. Que la autorización para las obras se dio antes del 60 TER”, explica Esperanza Salazar, coordinadora de Bios Iguana.

Esta organización ahora quiere evitar que se construya una planta regasificadora de gas licuado en la laguna de Cuyutlán, propuesta por la CFE. En este caso, aun con el artículo 60 TER, el proyecto se aprobó. Para lograrlo, gobierno estatal y municipal cambiaron el ordenamiento ecológico territorial y se argumentó que la planta gasificadora ayudaría a recuperar las dañadas condiciones de la laguna de Cuyutlán, porque se aumentaría, en 400 metros, el canal Tepalcates para que entre más agua de mar a la laguna y así restaurar la zona.

La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó el proyecto, ya que el 60 TER permite que se realicen obras y proyectos de mantenimiento o restauración del manglar.

“Ahora resulta que un proyecto industrial es la salvación de un ecosistema”, ironiza Esperanza Salazar. Bios Iguana, junto con otras organizaciones, denunció este proyecto ante la Comisión de Cooperación Ambiental para América del Norte.

Esperanza Salazar está indignada: “En el extranjero, el gobierno mexicano presume que tiene las mejores leyes ambientales, que está protegiendo la naturaleza. Sin embargo, en casa lo que hace es todo lo contrario”.

Destrucción nacional

Joanna Acosta dejó su natal Mazatlán para estudiar biología. Ahora, trabaja como Analista de Percepción Remota, en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), y forma parte de los investigadores del Programa de Monitoreo de los Manglares de México. Parte de su labor ha sido realizar sobrevuelos por las zonas con manglar.

En marzo de 2008 los investigadores de Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad y de otras instituciones realizaron el primer vuelo sobre la península de Yucatán. Cinco meses después regresaron para corroborar datos. “En ese periodo, la cantidad de hoteles e infraestructura turística que se construyó sobre los manglares fue impresionante”.

En 2005, la península de Yucatán sufrió el paso del huracán Wilma; muchas zonas de mangle se dañaron, incluso, parecía que estaban muertas, “pero no es así, está en proceso de recuperación”, explica Acosta. Sin embargo, la gente del lugar y los hoteleros aprovecharon la apariencia del manglar para “fraccionar y construir”.

En Majahual, Quintana Roo, después del paso del huracán Dean, en 2007, los pobladores y desarrolladores hoteleros rellenaron y destruyeron áreas de manglar. La historia se repite en Puerto Morelos, también en Quintana Roo, uno de los puntos considerados como “zonas de alto riesgo” para el manglar, por estar rodeado de zona urbana y tener un crecimiento turístico.

Los investigadores también han identificado daños en Laguna de Términos (Campeche), en Puerto Progreso (Yucatán), en Marismas Nacionales (Sinaloa-Nayarit), en la Encrucijada (Chiapas), en Bahía Santa María-La Reforma (Sinaloa), entre otros.

Los manglares, de acuerdo con los especialistas, están siendo afectados, sobre todo por canales mal planificados, construcción de carreteras, infraestructura urbana, portuaria y turística, así como por granjas camaronícolas, agricultura y ganadería.

Impunidad ambiental

En el deterioro del manglar los ayuntamientos han jugado un papel protagónico. Alejandro Oliveira, de Greenpeace-México, pone como ejemplo el caso del municipio de Benito Juárez, en Quintana Roo, que a principios de agosto modificó el uso de suelo en una zona de manglar, para construir una plaza.

A nivel federal, también hay serias omisiones. Gustavo Alanís, presidente de CEMDA, resalta que hay proyectos que se autorizan, y a los cuales se les pone una serie de condicionantes, pero “no se cumplen, porque ninguna autoridad les da seguimiento. Ahí se dan una serie de irregularidades”. O, simplemente, los desarrolladores destruyen y después pagan la multa. Por ejemplo, hace una semana, en la Reserva del Palmar, en Yucatán, maquinaria pesada destruyó el manglar.

“No tenía permisos para hacerlo”, asegura Jorge Herrera, investigador del Cinvestav-Mérida.

“Gran parte de lo que está sucediendo con el manglar no tiene que ver con la eficiencia de la ley, sin con la corrupción”, denuncia Beatriz Bugeda, miembro del Observatorio Ciudadano de Vigilancia Ambiental, agrupación en la que participan diversas organizaciones ecologistas.

El problema, apunta Gustavo Alanís, es que mucha gente está acostumbrada a violar la ley y no pasa nada. “En México somos campeones para legislar, pero el problema real del país es la no aplicación efectiva de las leyes”, dice.

Además, existe “una fuerte presión” para cambiar la ley, asegura Alanís, quien menciona que los más interesados en hacerlo son los desarrolladores turísticos, gobernadores, pero también “las secretarías de Turismo, Fonatur, Comunicaciones y Transportes”.

Una muestra de ello es que desde la aprobación del artículo 60 TER se han presentado en la Cámara de Diputados al menos cinco proyectos de ley para reformarlo. Hasta ahora, organizaciones ambientalistas e investigadores han logrado detenerlas.

Sin embargo, en la actualidad hay dos propuestas de reformas presentadas por legisladores del PRI. Además, diputados electos en los pasados comicios (Carlos Joaquín González, del PRI, y Gustavo Ortega, del PAN) ya advirtieron que entre sus “temas prioritarios” está el análisis del 60 TER “para evitar que, en afán de proteger el mangle, se afecte el desarrollo turístico”.

El especialista en manglares del sureste, Jorge Herrera, investigador del Cinvestav-Mérida, pone el dedo en la llaga: “si los legisladores proponen iniciativas de esta naturaleza no es por ignorancia sobre la importancia de los manglares, sino porque existe mala fe, porque hay intereses económicos que benefician a ciertos sectores”.

Herrera y otros investigadores del país se han organizado no sólo para aumentar el conocimiento científico sobre el manglar, sino también para desarrollar métodos que permitan su restauración. Este trabajo lo han realizado ya en Celestún, Campeche, y otras áreas.

Sin embargo, su labor es lenta y se enfrenta a la falta de recursos económicos. En contraste, el deterioro del manglar avanza con rapidez. Y sin el manglar, la pesca es “cada vez peor”, así como la vulnerabilidad de nuestro país ante el cambio climático.

Manglares de Baja California Sur peligran por construcciónes
En las costas sudcalifornianas se planean la edificación de villas, hoteles, casas, áreas comerciales, además de un campo de golf de 18 hoyos
Gladys Rodríguez Navarro
El Universal
La Paz, BCS Lunes 24 de agosto de 2009
22:02 Los manglares de Baja California Sur enfrentan la amenaza de destrucción por el desarrollo turístico que se promueve en toda la región.
Al igual que en otras zonas del país, los manglares que se localizan en las costas sudcalifornianas, considerados especialmente vulnerables por pertenecer a zonas áridas, corren el riesgo de desaparecer de continuar el ritmo de crecimiento y modelo de desarrollo en la zona.

En opinión de Peter Patterson, director de la organización Guardianes del Agua A.C., sólo en la Bahía de La Paz, el 60% de los manglares se ha perdido.

Entrevistado por El Universal, menciona que al menos una hectárea de mangle fue destruida al empezar la construcción del proyecto Paraíso del Mar, ubicado en la barra arenosa conocida como El Mogote.

"Los desarrolladores rellenaron alrededor de una hectárea de manglar para su proyecto. Era una zona que nunca había sido tocada, se encontraba en muy buenas condiciones y que ahora está afectada. Además se construyó un campo de golf justo al lado y ello también ha repercutido en el manglar", aseguró.

Actualmente, existe otro proyecto llamado Entremares que se pretende llevar a cabo en la zona de El Mogote.

En una extensión de 390 hectáreas se planea la construcción de casas, unifamiliares y dúplex, villas, hoteles y áreas comerciales, así como un campo de golf de 18 hoyos. Se prevé construir un total de 3 mil 420 unidades habitacionales.

El megaproyecto turístico se presentó el año pasado y se sometió a consulta pública.

No obstante, fue rechazado por investigadores, especialistas, organizaciones civiles y estudiantes, sobre todo por la propuesta de incorporar un sistema de canales que, señalaron, obstruirían los flujos hídricos que alimentan al ecosistema de manglar, violando la Ley General de Vida Silvestre (LGVS).

Según comenta Patterson, a la fecha el proyecto no ha sido autorizado por la Semarnat, que solicitó a los desarrolladores más información.

Lo empresarios lo califican como un "proyecto verde", que conservará "el 100% del manglar existente", y estiman generar en su etapa de operación 6 mil empleos directos y 9 mil indirectos.

Patterson expresa que los manglares "estorban" a los desarrolladores turísticos que buscan la construcción de hoteles y marinas.

Por esta razón señala que representan la principal amenaza para estos ecosistemas de la entidad, toda vez que para la edificación deben rellenar el manglar.

Añade que de esta forma han desaparecido varias áreas de manglar en el municipio de Loreto, con la construcción del hotel y el campo de golf del actual proyecto Loreto Bay.

Lo mismo ocurrió en Mulegé, Cabo San Lucas, en la costa de la bahía de La Paz, y también en Bahía Magdalena -ésta última considerada la zona de manglar más grande del Pacífico-.

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la entidad posee alrededor de 24 mil hectáreas de manglar y la mayor parte de ellas se localizan en la vertiente del Pacífico mexicano.

Los manglares de esta zona son poco comunes, pero relevantes por su aportación de servicios ambientales. Bosques de mangle como los sudcalifornianos, que resisten al extremoso y difícil ambiente, sólo se encuentran en el golfo Pérsico, mar Rojo, mar Árabe, en la isla Madagascar y en Porto Alegre, en Brasil.

Plantean cambio en modelo para conservar manglares
Especialistas han señalado que la península de Baja California y Puerto Peñasco, en Sonora, son los ejemplos más claros de la falta de planeación por parte de autoridades e inversionistas
GLADYS RODRÍGUEZ NAVARRO
El Universal
LA PAZ, BCS Martes 25 de agosto de 2009
19:51
El noroeste de México necesita un cambio en el modelo de desarrollo actual si se desean conservar los manglares y que los destinos sean competitivos.

En diversos foros sobre Sustentabilidad y Desarrollo Regional, especialistas han señalado que la península de Baja California y Puerto Peñasco, en Sonora, son los ejemplos más claros de la falta de planeación por parte de autoridades e inversionistas.

El modelo de desarrollo turístico que se impulsa en la región contempla la construcción de condominios que se convierten en residencias temporales para los extranjeros, con la correspondiente demanda de servicios básicos que rebasan la capacidad de los municipios.

En entrevista telefónica, René Córdova Rascón, coordinador ejecutivo de la organización civil Alianza para la Sustentabilidad del Noroeste Costero (Alcosta), sostuvo que existen ejemplos en el mundo de que el turismo puede convivir con los recursos naturales, particularmente con los manglares, incluso se puede hacer aprovechamiento de ellos porque son parte del mar.

"Costa Rica es el mejor ejemplo de un turismo construido a partir de las riquezas naturales, y no está limitado a pequeñitos hoteles con techos de palapa, sino también grandes, cuidando debidamente los recursos que se están explotando", expresó.

Comentó que es preciso proteger a los manglares del desarrollo turístico y también de otras actividades como la acuacultura y agricultura.

Para ello es necesario cambiar el modelo de turismo que se está desarrollando y que impacta de manera importante en los humedales, el paisaje y en general los recursos naturales.

Además, si se desean destinos competitivos se requiere mantener los atractivos.

"La gente viene al Golfo de California no porque tengamos las pirámides mayas, viene porque tenemos un paisaje único, entonces necesitamos potenciar ese elemento y no construir los mismos hoteles que el turista va a encontrar en cualquier otra costa tropical, porque entonces sólo estaríamos compitiendo por el precio y eso no es bueno ni para la economía ni para los hoteleros, ni comunidades y termina siendo malo para la naturaleza", afirmó.

De acuerdo con un monitoreo realizado por la organización en los estados del Noroeste, se determinó que el desarrollo que se impulsa rebasa la capacidad del ecosistema y muy probablemente traerá conflictos entre sectores de la sociedad por el acceso a los recursos de uso común como el agua, el suelo, las áreas de pesca y atraque, entre otros.

Córdova Rascón mencionó que actualmente existen dos proyectos que amenazan zonas de manglares en Nayarit y Sinaloa.

Uno de ellos es el Centro Integralmente Planeado de la Costa del Pacífico (CIP), que se ubicará cerca de Laguna de Huizache-Caimanero.

"El sistema de manglares de Huizache-Caimanero es uno de los que ha sido afectado, primero por la agricultura y en vez de tratar de detener o de restaurar el daño lo que se está planteando es que como ya están deteriorados hay que construirles encima", expresó.

El otro, señala, la hidroeléctrica Las Cruces, en el río Baluarte, en Marismas Nacionales.
Ambos podrían causar graves daños a los humedales de importancia internacional.
Organizaciones como Greenpeace y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) solicitaron a la Secretaría Ramsar, que llame la atención al gobierno mexicano para que cumpla con sus obligaciones internacionales de cuidar los humedales.

El pasado mes de junio, solicitaron que llamara al Estado a que considerara los potenciales daños a estos humedales y que realizara una misión técnica internacional para estudiar los impactos ambientales que ambos proyectos producirían en los humedales amenazados.

Para el director de Alcosta, los impactos acumulativos y sinérgicos de los proyectos que se impulsan en la región, en su conjunto, generan una dinámica económica, social y unos impactos ambientales que rebasan la capacidad de carga y recuperación del propio medio ambiente.

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