México, D.F., 16 de abril de 2008.
FRENTE AMPLIO PROGRESISTA
(PRD, CONVERGENCIA, PT)
MANIFIESTO A LA NACIÓN
La iniciativa de reformas de la industria petrolera, enviada al Senado por el ciudadano Felipe Calderón, ha provocado una ruptura física del Congreso. La mayoría, comprometida con el proyecto de reformas, pretende enclaustrar el debate dentro de los muros del parlamento mientras que el Frente Amplio Progresista, con el apoyo del Movimiento en Defensa del Petróleo, exige un debate nacional, abierto y suficiente.
Lo que está en juego es una riqueza que es propiedad de la nación y una actividad económica que es de la exclusiva competencia del Estado mexicano. Tan importante tema no puede ser abordado como si se tratara de un asunto menor del Poder Legislativo ni mediante acuerdos en la oscuridad por parte de los políticos de ese peculiar mecanismo de mayoría parlamentaria conocido como PRIAN, el cual no opera con acuerdos programáticos sino con base en concesiones mutuas que nunca son del conocimiento del pueblo.
Es indispensable un consenso sobre el método para tratar el tema petrolero. Sin embargo, la mayoría parlamentaria pretende imponer, con el solo numero de sus legisladores, un mecanismo excluyente de las opiniones existentes en la sociedad mexicana: las de los ciudadanos, técnicos petroleros, economistas, politólogos, ingenieros y juristas. Se quiere reducir al mínimo el lapso para examinar un proyecto de reformas, el cual, de aprobarse, sería violatorio de la Constitución, lesionaría los intereses del pueblo de México y comprometería el futuro de la nación.
Nuestra protesta en el Congreso se dirige en contra de un abierto intento de violación de la Carta Magna y a favor de un debate nacional que dure cuatro meses, sobre el cual seguiremos insistiendo.
La escisión física del Congreso entre la mayoría y la minoría es consecuencia de la exigencia de Felipe Calderón de que su proyecto privatizador se procese con rapidez y la ciudadanía no tenga ninguna intervención en las trascendentales decisiones que lesionarían a todo el pueblo mexicano y a las futuras generaciones. Así, con el acuerdo del PRIAN para preparar un dictamen de reforma petrolera en 50 días
--en pleno receso del Congreso, que dura cuatro meses--, la ciudadanía tendría menos posibilidades de pronunciarse sobre tan importante tema.
El FAP no desconoce la existencia de una mayoría integrada por el PAN y el PRI, pero lo que no puede admitir es que los asuntos más delicados de la nación se traten con prisas y mayoriteos automáticos. Nuestro derecho a protestar no ha atropellado el derecho de esa mayoría política denominada PRIAN a tomar sus decisiones, pues ésta ha sesionado sola para no aprobar prácticamente nada, mientras sus integrantes se desgarran las vestiduras cuando en otras ocasiones también han protestado con los mismos métodos –incluso más fuertes—que los ahora usados por el FAP.
Poderosos intereses acechan la riqueza petrolera mexicana. Se busca compartir los ingresos del petróleo con grandes empresas trasnacionales y monopolios mexicanos. Hasta hoy, los ingresos petroleros han sido malgastados, dilapidados y robados. Pemex está siendo reducido en sus actividades a tal punto que México es el único país del mundo que no vende refinados en el mercado internacional sino que tiene que comprar más del 40 por ciento de la gasolina que consume. La exploración ha sido detenida mientras la petroquímica se encuentra en una grave crisis. Durante más de dos décadas, el país no ha tenido política petrolera, en tanto que otras naciones han desarrollado su capacidad técnica y productiva. Los responsables de esta situación son los mismos que ahora pretenden entregar nuestro petróleo a compañías privadas, principalmente trasnacionales.
Calderón dice que busca el fortalecimiento de Pemex, pero propone quitarle la refinación, los ductos, el almacenamiento y la explotación de viejos y nuevos yacimientos. La tesis política central del gobierno es que Pemex es un organismo irreformable en su corrupción e ineficacia, por lo que todas las actividades petroleras nuevas deben ser asignadas a capitalistas privados, especialmente extranjeros. Pero es absolutamente inaceptable la renuncia a reformar Pemex para acabar con viejos vicios que han sido la base del enriquecimiento de políticos, líderes sindicales y empresarios inescrupulosos. Pemex tiene ganancias brutas anuales de 76 mil millones de dólares mientras Calderón afirma que no se cuenta con los recursos financieros necesarios para desarrollar la industria petrolera, pero oculta al país el déficit del gobierno y la forma de su financiamiento. El FAP sostiene, junto con millones de mexicanos, que bajo ninguna circunstancia la nación ha de renunciar a la administración y disfrute de su riqueza petrolera, la cual debería ser la más poderosa palanca del desarrollo económico y social de México.
Los grupos parlamentarios del Frente Amplio Progresista constituimos la minoría del Congreso, pero ésta es una minoría digna que apela a la opinión ciudadana, a los sentimientos e intereses de la nación, en lugar de reducirse a las oscuras componendas tan criticadas y despreciadas por nuestro pueblo.
Es por esto que el FAP reta a la mayoría parlamentaria (PRIAN) a someter sus decisiones sobre la industria petrolera a votación de todo el pueblo para que, mediante referéndum, la ciudadanía pueda decidir el futuro de esa riqueza de la nación. Sí, es verdad, esa misma mayoría se ha opuesto siempre a integrar en la legislación el derecho del pueblo al referéndum sobre las resoluciones del Poder Legislativo, pero el Congreso puede hacer las reformas necesarias para que, a partir de ahora, los ciudadanos adquieran el derecho de votar las leyes del Congreso que fueran objetadas por una parte del electorado, como ocurre desde hace mucho tiempo en los países democráticos. Así que no cabe el pretexto de que el referéndum no está ahora en la ley.
El Frente Amplio Progresista agradece el aliento ciudadano expresado en las calles de varias ciudades del país, especialmente en la capital. Hace también un llamamiento a los ciudadanos y ciudadanas a sumarse a un esfuerzo patriótico para detener el proyecto de reformas de Calderón, cuyo contenido es antinacional y antipopular, y para promover una política petrolera al servicio de la patria.
FRENTE AMPLIO PROGRESISTA
Grupos parlamentarios de los partidos de la Revolución Democrática, Convergencia y del Trabajo en el Senado y en la Cámara de Diputados